martes, 30 de julio de 2013

Una flor en la memoria

Anoche estuve fumando en mi balcón de toda la vida. corrijo, en el balcon de mi adorable adolescencia, ¿Quién no ha amado esos tiernos años? de hecho, son mis adorados dosmil ('00); a veces, cuando salgo de alguna parte y me sorprende un cálido atardecer me viene a la memoria aquellas tardes en las calles de mi ciudad, caminando o fumando algo, bebiendo o planeando beber por la noche; no importaba el tiempo ni las caras, ni las fachas, lo único que importaba era salir y no morir aprisionado por la rutina. Quizá sólo sea un agobio juvenil lo que atormenta esta pobre alma sin consuelo (demasiado Baudelaire), o los años tienden a petrificar el frensí por la noche (lo dudo); tampoco quiero creer que sea ya demasiado tarde para revertir el gusto por esa apacible sensación de domingos sin resaca o viernes de cenas insulsas (¡malditos compromisos!); a veces me veo forzado a inventar excusas tales como, ya vuelvo voy al baño, y no regreso hasta despues de una hora, o voy a comprar unas galletas, para evitar verme envuelto en un tedioso debate politico de lo mas insoportable que el mismo Aldo Mariategui. Abogado por amor a las causas justas o por amor al dinero? por favor, es amor a las estrategias auqnue. a veces da lo mismo cuando tienes seis gatos maullando insistentemente en la cabecera de tu cama a las 5 y 45 de la mañana, Que puntuales resultaron ser esos felinos.


  

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